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Sindrome Compartimental
El síndrome compartimental (SC) está producido por el aumento de la presión en un espacio delimitado por las fascias que separan los grupos musculares, llamados compartimientos.
El compartimento incluye músculos, nervios y vasos sanguíneos.
Se puede producir en cualquier región anatómica donde exista un compartimento: mano, antebrazo, glúteos, muslo, pierna y pie.
Este aumento de la presión intracompartimental altera la adecuada perfusión tisular, llevando a la isquemia de los tejidos allí contenidos, principalmente nervios y músculos.
El SC se inicia cuando se interrumpe el aporte sanguineo al músculo. El aumento de contenido en un compartimento ó la disminución de su tamaño producen aumento de la presión tisular. El aumento de la presión tisular produce mayor edema e isquemia, estableciéndose así un círculo vicioso.
El resultado final es la necrosis progresiva de músculos y nervios.
Las cubiertas que pueden rodear a un compartimento son:
  • La fascia ó aponeurosis es tejido fibroso que reviste y rodea a todos los músculos del compartimento.
  • La piel
  • Moldes de yeso y apósitos.
Es más frecuente de lo que se piensa, y puede pasar desapercibido para el personal inexperto.
Etiología
El síndrome compartimental (SC) puede ocurrir en todos los casos en que los tejidos quedan rodeados por una cubierta limitada que no se expande.
El aumento de volumen dentro del compartimento puede estar causado por:
  • Fracturas
  • Esfuerzo muscular
  • Hemorragia
  • Edema.
  • Infiltración de sueros intravenosos en tejidos profundos
  • Revascularización quirúrgica
  • Quemaduras, escaras circunferenciales.
  • Mordeduras de serpiente
  • Técnicas quirúrgicas ortopédicas
  • Cierre defectuoso de las fascias tras una intervención quirúrgica.
  • Dispositivos de presión externa (férulas de aire, apósitos de compresión, escayolas).
Síntomas  
  • El síntoma inicial es el dolor, que parece desproporcionado con el problema del paciente y que va aumentando progresivamente. Dolor que no cede con analgésicos ni con la elevación del miembro.
  • Dolor severo a la movilización pasiva de los músculos que están dentro del compartimento.
  • La palidez depende del grado de alteración circulatoria.
  • Piel brillante y a tensión
  • La ausencia de pulso no siempre existe.
  • Disminución ó pérdida de sensibilidad y fuerza en la región afectada.
Como regla mnemotécnica recordaremos las 5 P:
  • Pain - dolor.
  • Parestesias.
  • Palidez.
  • Parálisis.
  • Pulso – ausencia de
 
Tratamiento
El tratamiento consiste en liberar el compartimento y así eliminar la presión, ya sea retirando la presión externa (yeso, férulas de aire), ó efectuar un descompresión quirúrgica haciendo amplias fasciotomías del compartimiento afectado, a fin de lograr la descompresión tisular.
Complicaciones
Si el SC no se identifica y no es tratado con oportunidad y rapidez, la isquemia se transforma en necrosis irreversible, que dependiendo de la magnitud, puede llegarse hasta la amputación.
Las complicaciones que pueden ocurrir son:
  • Debilidad ó pérdida de la función muscular.
  • Lesión nerviosa permanente.
  • Infección.
  • Insuficiencia renal mioglobinurica. La necrosis tisular libera una proteína (mioglobulina) nefrotóxica.
  • Contracturas.
  • Amputación.
  • Muerte.
Los nervios periféricos intracompartimentales pueden sufrir isquemia por espacio de 2 a 3 horas, conservando cierto potencial de regeneración.  
Los músculos pueden sobrevivir en isquemia hasta 6 horas sin posibilidad de regeneración.
Actividades enfermeras
El tiempo es un factor fundamental en el SC, ya que el reconocimiento oportuno de este problema puede prevenir los resultados devastadores para el paciente.
  • Observar y valorar estrechamente a los pacientes con riesgo de SC
  • Responder con prontitud a las llamadas del enfermo.
  • Observar signos y síntomas de aumento de la presión intracompartimental.
  • Valorar presencia y características del dolor. Recordar que en el SC el dolor es constante, aparentemente desproporcionado a la lesión que presenta el paciente, que no cede a la analgesia y que aumenta a la movilización pasiva del músculo.
  • Observar coloración de piel y mucosas.
  • Valorar estado circulatorio del miembro.
  • Valorar pulsos periféricos.
  • Valorar la circulacuión capilar.
  • Valorar hipersensibilidad del compartimento.
  • Valorar fuerza y sensibilidad.
  • Valorar signos y síntomas de deterioro neuromuscular.
  • Observar signos y síntomas de ansiedad.
  • Tranquilizar al paciente.
  • Comunicar al Traumatólogo signos y síntomas de alarma observados.
  • La elevación del miembro y la aplicación de frío local están contraindicados ya que reducen el aporte sanguíneo a la zona y empeoran la situación.
Autora: Blanca Fdez-Lasquetty
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